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Tensiones en torno a Taiwán obligan a multinacionales a replantear el riesgo que representa China

Las compañías elaboran planes de contingencia ante un posible conflicto chino-estadounidense que podría ser la “próxima Ucrania”.

Por: E. White/T. Mitchell/K. Inagaki/H. Lockett | Publicado: Lunes 22 de agosto de 2022 a las 04:00 hrs.
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Foto: Reuters
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Seúl/Singapur/Tokio/Hong Kong

Las compañías multinacionales están elaborando planes de contingencia en caso de un conflicto militar entre Estados Unidos y China, después de que Beijing lanzara este mes una serie de ejercicios militares sin precedentes en torno a Taiwán.

La intensificación de la planificación por parte de los empresarios de EEUU, Europa, Japón y otros países es una señal de que los inversionistas en China ya no consideran que una invasión de Taiwán sea un riesgo de “cisne negro” de baja probabilidad para la segunda mayor economía del mundo.

“Se están barajando muchos escenarios: ¿Qué haríamos en caso de que hubiera una guerra? ¿Deberíamos cerrar nuestras operaciones en China? ¿Cómo podríamos mantener nuestro negocio y superar posibles bloqueos?”, dijo Jörg Wuttke, director de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China. “Esta pequeña isla siempre ha estado ebullendo a fuego lento. De repente, en muchas sedes se percibe que va a ser la próxima Ucrania”, agregó.

Incluso antes de que se dispararan las tensiones en torno a Taiwán este mes, las compañías multinacionales activas en China enfrentaban una presión mayor de Washington y sus aliados para que se diversificaran del mercado continental.

Los líderes empresariales dijeron que la falta de éxodo de las compañías extranjeras ponía de manifiesto la escasez de alternativas al mayor mercado de consumo del mundo y a la base manufacturera más importante. Pero algunas compañías están considerando trasladar parte de sus operaciones fuera de China.

Eric Zheng, de la Cámara de Comercio de EEUU en Shangái, dijo que para muchos fabricantes estadounidenses con cadenas de suministro globales, la crisis de Taiwán se sumaba a los impactos de las amargas relaciones entre EEUU y China, como los aranceles comerciales, y los estaba obligando a considerar seriamente la construcción de fábricas en otros países.

“El pensamiento popular es ‘China más uno’ o incluso ‘China más dos’, lo que significa que China seguirá siendo la base principal de fabricación, pero se tendría un país alternativo del sudeste asiático, por si acaso”, acotó.

Otro ejecutivo empresarial estadounidense, que pidió permanecer en el anonimato, subrayó que la planificación de contingencia no reflejaba una posición “antichina”, sino una respuesta prudente a las realidades y a las ramificaciones potencialmente catastróficas del aumento del riesgo de un conflicto militar.

La visita controversial

La decisión del Presidente Xi Jinping de realizar ejercicios militares en respuesta a la visita de este mes a Taipéi de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, ha alterado drásticamente el statu quo en el estrecho de Taiwán.

El episodio también se produjo en un contexto de críticas occidentales a la negativa de China a condenar la invasión rusa de Ucrania, así como a las medidas represivas de Beijing en Xinjiang y Hong Kong. El presidente estadounidense, Joe Biden, quien ha dicho que Washington defendería a Taiwán si China lo invadiera, ya estaba movilizando a sus aliados para contrarrestar la asertividad regional de Beijing.

No obstante, Zheng afirmó que muchas grandes compañías estadounidenses, como Disney y Tesla, de Elon Musk, se han comprometido a largo plazo a estar “en China, para China”, y siguen dependiendo en gran medida del acceso a sus 1.400 millones de consumidores.

David Mahon, gestor y asesor de inversiones occidentales radicado en Beijing desde 1985, dijo que para grupos como el exportador de productos lácteos neozelandés Fonterra, la diversificación fuera de su mercado más importante no sería fácil. La pregunta es: “¿A dónde?”, cuestionó.

Reiji Morooka, director financiero de la casa comercial japonesa Sumitomo, dijo a periodistas en una sesión informativa sobre los resultados que la compañía “consideraría sus próximos pasos” mientras monitorea las repercusiones de la visita de Pelosi.

Noriaki Yamaga, director ejecutivo de la compañía naviera Kawasaki Kisen Kaisha, cuestionó hasta qué punto podrían debilitarse los lazos económicos y comerciales entre EEUU y China a pesar de la interrupción temporal de los negocios por eventos como la visita de Pelosi.

James Zimmerman, abogado especializado en China de Perkins Coie, advirtió que el traslado de las operaciones fuera del país depende del próximo 20º congreso del Partido Comunista Chino, en el que se espera que Xi sea reelegido como jefe del partido y de su Comisión Militar Central.

“Si no hay cambios políticos en varios frentes -y no espero que los haya- podríamos ver un nivel acelerado de relocalización estratégica, de externalización a países cercanos o de externalización hacia países más amistosos”, dijo.

Estos cambios también estarían impulsados, en parte, por la política de Xi de “cero Covid”, que ha afectado la economía, así como por la “relación de Beijing con Rusia, el tratamiento de Hong Kong y la reacción exagerada de los militantes a la visita de Pelosi a Taiwán”, agregó.

El responsable de las operaciones en Asia de un banco de inversión de Wall Street dijo que los inversionistas habían preguntado acerca de las estrategias de cobertura contra el riesgo de Taiwán desde la invasión rusa de Ucrania. Dos importantes áreas de preocupación eran cómo protegerse de los movimientos de las divisas y el impacto de las posibles sanciones de EEUU a China en caso de conflicto.

Andrew Gilholm, jefe de análisis de China de la consultora Control Risks, señaló que las crisis anteriores en torno a Taiwán solían estar impulsadas por eventos en Taipéi y conllevaban menos riesgo de desencadenar un conflicto porque EEUU tenía antes una ventaja militar mayor.

“China observa las políticas estadounidenses que desafían a Beijing y no las considera movimientos reactivos y disuasorios, sino movimientos provocativos que amenazan el statu quo. China siente la necesidad de responder a éstos con sus propias medidas disuasorias”, afirmó.

Zheng dijo que las tensiones solo se aliviarían cuando Xi y Biden se reúnan en persona, lo que espera que pase después del congreso del partido de este año.

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